miércoles, 6 de junio de 2012

POEMAS DE RAMES JANDALI FEU


A OMAR








Busco en la médula amigo

En lo abisal del alma.

Con uñas arremeto:

escarbé la raíz profunda de la entraña

lo oscuro que nombraste, la guarida.

Llevo la luz de tu caduceo

Tu que dijiste, “la noche habla y escucha”

“no te arredres en el tráfago inútil que te estorbe”.

Empecé a entender en el silencio,

Cuando se escucha la aurora que rasga

La seda nocturna de los vientos

O los cantos febriles de las jorobadas

propagándose en el fondo de océanos y mares

con su música de enigmas: entendí su lenguaje.

También, también hablé con los muertos

Tuve su regalo entre mis manos

El oro de las palabras

Pero no abrí los ojos.

El lugar era,

Entonces extendí el temor ante la luz

Como quién cree encontrar la cifra de lo ignoto

La misma mano que tú decías

Ofrendándome la fórmula y el plectro

El ansiado misterio que buscabas.

Abrí la puerta y ví que

Todo estaba destruido.

Cogí entonces tu sextante,

El nocturlabio que dejaste en mi bolsillo

y apunte al horizonte y las estrellas:

miles de pecios, naufragios rotos, ¿de qué valieron?,

toda esa desolación ante mi.

Ese era el periplo, tu regalo:

el valor de los que no regresaron

y todo lo perdieron

pero tuvieron un instante

en sus manos la belleza.


***


(Véase cuadro de Goya)



PERRO SEMIHUNDIDO



Tras la ósea armadura

Asoma el ojo, lucidez y órbita

Del ser errante en su decadencia.

Alma en claroscuro es su presencia

Ojo inquietante, abismo pensativo.

Alza el vacío en el cristal de la retina

Dónde ni siquiera altera ni el ladrido

La enigmática visión bajo su párpado.

Ojo que mira su propia derrota

Que apenas difumina su muerte embarrancada

Y asoma su cabeza

Inclinada hacia un precipicio

Que el hocico presiente

Y te guía con su ojo.

Quien le mira lo huele.

El perro que te mira eres tú

Con tu cuerpo hundiéndose

En la tierra movediza:

un día, una mañana

Irás a visitar el cuadro

Y al perro se le habrá tragado la pintura.

No se quien dijo que este perro

Estaba semihundido.

Este perro, está hundido del todo.


 
 
PERRO SEMIHUNDIDO II




Aferrado al cuadro

Del que jamás podrá salir

Quieto, indescifrable

Su profunda mirada

Ahonda en el abismo

De su ser, de su vacío.

Ojo inaprensible que gravita

En torno a nada

Que destripa el eterno saber

La conciencia inasible

Del ojo que palpita

En su trágica torsión hacia

La sima del párpado agobiado

Que masculla el fin.

¿qué mira el perro?

¿quién puede explicar ese ojo?

¿quién se atreve a escuchar la respiración de su pupila?

¿quién no ha notado traspasar esa mirada hasta sus ojos y no ha sostenido con una telaraña el ladrido del perro?

¿de qué raza es?

¿qué edad tiene?

¿es macho o es hembra?

¿cómo se llama?

¡Qué ladre ya el puto perro!.

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