martes, 18 de diciembre de 2018



Felicitación navideña estelar





Imagen del cúmulo abierto de las Pléyades (M45), obtenida por Daniel lópez
con el Astrógrafo STC de la Unidad de Com. y Cultura Científica del IAC, instalado en el Observatorio del Teide.



El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha editado una postal navideña con una impresionante fotografía del firmamento captada por Daniel López (IAC) y acompañada de mis versos. Me siento muy honrada al enlazar la poesía con la armonía de las estrellas... Gracias al gran equipo humano del IAC (www.iac.es).

Y con esa imagen sideral les deseo los mejores augurios 
para el año 2019 con la sonrisa azul de las Pléyades.



Paz, fuerza y gozo.


Teresa Iturriaga Osa

jueves, 13 de diciembre de 2018



El ángel en mi cama

Teresa Iturriaga Osa




El tigre del que me hablaste
ha llegado hasta casa,
un desgaje de alas
y naranjas agrias.
Exhausto de un combate,
la hiena y el buitre
le han tendido caminos, una geria caída
desde lo alto de Timanfaya.
Créeme.
El ángel esfinge de garras
y rasgos felinos
ha llorado sobre mi almohada,
se ha refugiado en mi pecho,
se me ha metido en la cama.
Y ahora, no lo saco ni a versos
ni a hombros.
Desde aquí te escribirá las cartas mañana.


Enmudece en el Islote de Hilario
como magma leproso
se abre en canal.
Frágil se lamerá en sus aulagas hasta tocar
lo más sagrado que me ha traído en ese cántaro,
tiembla mezclado con barro, diluvio,
lapilli y arenas,
detergente, cacharros,
utensilios de cocina,
desechos piroclásticos
que tendrá que limpiar,
fregar y discernir
para el potaje divino.
Y ese hornito de cenizas
es el que precede a la inmensidad de su amor,
bárbaro,
pero amor, al fin y al cabo.


¿Y qué mujer puede negarse a su luz
aunque venga así,
a ráfagas de noche,
a visitar
la rectitud de sus montañas
impolutas de desechos, pero
tan vacías de fulgor?
Ninguna.
Dame una de tus plumas,
la que quieras,
y verás cómo yo también fulmino
sortilegios
y repiques de voces,
echadoras de cartas,
falsos carismas,
tambores,
toda la tibieza como el rayo.


***

martes, 4 de diciembre de 2018



Teresa Iturriaga presenta la reedición de ‘Desvelos’, ocho historias en torno a la violencia de género





Redacción EL CULTURAL DE CANARIAS

  • El día 5 de diciembre, a las 19.00 horas, en la Casa-Museo Pérez Galdós, en un acto que contará con la presencia de la autora y Guadalupe Martín, de ATTK Editores
Las Palmas de Gran Canaria, 3 de diciembre de 2018.- La escritora mallorquina Teresa Iturriaga Osa presenta el día 5 de diciembre, a las 19.00 horas, en la Casa-Museo Pérez Galdós, la reedición de su última obra, ‘Desvelos’, ocho historias de mujeres que han dicho basta a la violencia sexista y que aspiran a alcanzar sus sueños de libertad en un mundo de convivencia sin agresiones. La autora, que reside en Canarias desde hace más de tres décadas, estará acompañada en su presentación por Guadalupe Martín, editora de ATTK.



En un momento en el que la lucha contra la violencia de género llena las páginas de los periódicos y los minutos de radio y televisión, la última de las obras de Iturriaga está dedicada a las mujeres que sufren la violencia de género adentrándose en los círculos olvidados del silencio donde aún habitan muchas de ellas. Se trata de ocho historias teñidas de la vergüenza que sufrieron durante años, del temor a protestar y a denunciar hasta lograr la fuerza necesaria para cambiar.
Esa esperanza de alcanzar una sociedad libre de violencia machista es la misma que lleva a Iturriaga a soñar con que, en algún momento, pueda volver a ver a las protagonistas de esas historias primigenias. “Yo no voy a hacer nada por contactar con ellas porque soy una persona muy cuidadosa con la vida privada de los demás pero… no voy a negar que en el momento de la reedición de esta publicación del 2010, me gustaría que alguna de ellas quisiera que nos volviéramos a ver para comprobar si la esperanza de fondo que incluí en mis textos, se ha podido materializar”, señala la escritora mallorquina.
En palabras de Emilio González Déniz, el libro agrupa “una espléndida colección de relatos, que parte de la realidad de las protagonistas, que han depositado su confianza en la escritora para que sus historias, todas terribles y a la vez esperanzadoras, sean conocidas”. Para González Déniz, Iturriaga formula “una llamada a luchar contra el miedo, que es el peor lastre que un ser humano puede arrastrar”, y lo hace desde las premisas de una literatura universalizadora también “porque las ocho mujeres protagonistas son de distintos lugares del planeta, lo que nos dice que esa idea machista de superioridad del hombre sobre la mujer no tiene una adscripción cultural, social, religiosa o geográfica concreta”.
En ‘Desvelos’, que cuenta en su portada con una obra del pintor Augusto Vives, la autora propone una figura humana femenina alejada del miedo y que asoma fuerte y libre en la voz del presente
La editora ATTK que pone en circulación el libro ‘Desvelos’ de Teresa Iturriaga ha lanzado también otros títulos como ‘El tanatorio’, de José Luis Correa; ‘La Virgen de Sola’, de Juan Ramón Tramunt; ‘El interior del párpado’, de Rafael-José Díaz; ‘El destino de las palabras’ y ‘Villa Melpómene’, de Santiago Gil; ‘En la ciudad sin puertas’ y ‘Revuelto de isleñas’, de María Dolores de la Fe y Teresa Iturriaga Osa; ‘Desajustes de cuentas’, de Eduardo González Ascanio; ‘Rumbo al sur’, de Borja Iglesias; ‘El tren delantero’, de Emilio González Déniz; y ‘El sueño de Praga’, de Jonathan Allen.
Teresa Iturriaga Osa es Doctora en Traducción e Interpretación por la ULPGC. Trabaja en periodismo cultural, sociología, radio, poesía, ensayo, relato, traducción. Ha dirigido proyectos literarios con voces de mujer. En su bibliografía: ‘Mi Playa de Las Canteras’, ‘Juego astral’, ‘Yedra en vuelo’, ‘Revuelto de isleñas’, ‘Desvelos’, ‘Sobre el andén’, ‘Gata en tránsito’, ‘Campos Elíseos’, ‘En la ciudad sin puertas’ y ‘DeLirium’. Ha participado en varias antologías españolas: ‘Orillas Ajenas’, ‘Hilvanes’, ‘Fricciones’, ‘Que suenen las olas’, ‘Ecos II’, ‘Doble o nada’, ‘Espirales Poéticas’, ‘Madrid en los Poetas Canarios’, ‘París’, ‘Mujeres en la Historia I-II-III’, ‘Casa de fieras’ y ‘Pilpil y mojo.

FUENTE: 
http://elculturaldecanarias.es/teresa-iturriaga-presenta-la-reedicion-de-desvelos-ocho-historias-en-torno-a-la-violencia-de-genero



Teresa Iturriaga y la editora de ATTK Guadalupe Martín 

Casa-Museo Pérez Galdós



https://www.amazon.es/Desvelos-Teresa-Iturriaga-Osa-ebook/dp/B07KSHMQP8


lunes, 26 de noviembre de 2018




POEMAS PARA UNA MUJER





Ciboure


          La bahía está llena
                               de corsarios.

          Su rostro añil vestido de Sol
se transfigura ante mis ojos.
           Buscan respuestas.

           Desde la Torre de Sokoa una aguja
cose la llanura de un capricho.
Y un cartel de gran formato anuncia:
           Nadie es de nadie.

         Arden dos veleros afrontados.
Se hace tarde magenta en útero,
en dique, en Bolero de Ravel,
                sangre que tiembla.

          Todo se forma a golpe de timón.
Las olas crecen y llegan y asfixian,
          una playa se me deshace a plomo.

           Pero no seré yo botín de Luna
                                             con licencia.


(en Saint-Jean-de-Luz)




Mucho tiempo antes


          Antes de pasar por mi lengua y por mi piel
retumbaban en tu boca las palabras de amor
          con tanta intensidad,
con tanto ruido,
que ni el mismo cielo se atrevía a contestarte.


          Antes de bajarte por mi cuello y por mis manos,
un roce mío descuidado viraba tu volante a cada paso.
           Dirigías tus galeones sin temor olas adentro.
Te dejabas ronronear mañana y tarde.
Un sorbo de licor nos servía de puente hacia la magia.


          Todo eso fue, sí, fue mucho antes
del tiempo en que florecen las camelias.
           Aún no había llegado la hora espejo.
Primavera febril en que tu decías conocer cada milímetro
de mi pecho y mis caderas.


Teresa Iturriaga Osa

sábado, 17 de noviembre de 2018


El J26º Libros por Alimentos (Latas)
Público . Organizado por 
El Jilorio, mov. artístico solidario 




Sábado 17 de noviembre de 2018


de 10.30 a 14.30 h


en el Parque de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria


¡Muchísimas gracias a todos los participantes y visitantes! 
Fue un goteo tremendo de personas y el clima nos respetó hasta la hora exacta del cierre:
 las 14:30. 


En resumen, una jornada redonda.



         La participación de Tebu Guerra redactando textos 
a máquina por encargo y la firma de libros de la escritora Teresa Iturriaga Osa funcionaron espléndidamente, amén de que se nos sumó el escritor Emilio González Déniz.


¡Muchísimas gracias a todos y nos vemos el 15 de Diciembre!

***

El Jilorio, movimiento artístico solidario 

C/ Dr. Juan de Padilla, 18 (FSOC), 
35002 Las Palmas de Gran Canaria, Spain




***

lunes, 12 de noviembre de 2018



CASA DE FIERAS
Antología de relatos M.A.R. Editor, 2016.


VENENO DE TÓRTOLA
Teresa Iturriaga Osa





Tengo la maldita costumbre
de morder despacio... cuando escribo.
Si no quieres resultar herido,
desvía tus ojos del papel.
Lo siento. Es mi forma de besar.
Lo aprendí en la oscuridad.
(Beso de letras)



        Preguntas sin respuestas asaltaban a Carmen mientras se cepillaba el pelo como todas las mañanas tras su sesión de yoga. Le gustaba recordar los tiempos de La Belle Époque, cuando daba los últimos toques a su maquillaje frente al espejo del camerino. Una a una, repasaba las imágenes de sus actuaciones, años en los que competía en las carteleras con la Duncan, La Argentina y Diaghilev. Había creado La Danza de Anitra, La Danza de la Serpiente, La Danza del Incienso e infinitas coreografías con ritmos africanos, árabes, incas, hindúes. Era adorada en los escenarios más prestigiosos, desde el Wintergarten alemán hasta el Folies-Bergère de París. En cierta ocasión, entre el público del Teatro Romea de Madrid, se encontraba Pío Baroja, que esperaba con angustia la aparición de la diva en escena, hincando sus uñas en el sillón de la fila delantera en un delirio atortolado por la bailarina. El telón fue abriéndose bajo la penumbra de la sala al tiempo que sonaba una música oriental. Parecía un sueño, un espejismo de fuerza salvaje en medio del desierto, pero no, era ella en carne y hueso, la mismísima Carmen Tórtola Valencia, un mito de sensualidad felina y arte en movimiento. De ella emanaba un aura de sacerdotisa, esfinge, medusa, arpía. Era subversiva y misteriosa. Al verla medio desnuda con una piel de leopardo, la audiencia prorrumpió en aplausos y hasta la Pardo Bazán se estremeció ante la reencarnación de Salomé. Ramón del Valle Inclán también soltaría sus demonios en La cara de dios al confesarse bajo el embrujo de la mujer fatal, desastre del que siempre le quedarían vestigios en el cuerpo y en el alma. Eran años de perlas y champán para La Bella Valencia y su fama de Lulú, devoradora de hombres, llenaba los teatros.
        
        Se acercaba la Navidad y Tórtola tenía que contestar varias cartas urgentes. Mantenía correspondencia con ilustres admiradores, amigos escritores y pintores extranjeros. Ya desde niña, en Inglaterra, había estudiado canto y literatura y era una apasionada de las artes y las letras. Se sentó en la mesa del salón con su pluma estilográfica de oro y comenzó a ordenar los papeles para concentrarse en la escritura.

         -A estas horas se despereza el silencio. Su lomo recorre las cuerdas, miles de vientres vacíos. Tiembla a patadas el alma con una mancha de sudor. Y así, día tras día, nace el abismo. ¿Ese es el hombre?- reflexionaba en voz alta.

         -Sí, por desgracia, ese es el hombre, y no parece que vaya a cambiar- le respondió Ángeles desde el balcón.

          -Sin embargo, vida, hay un lugar distinto donde tú y yo nos encontramos... unidas por lazos de seda, collares de nácar, diamantes, anillos y versos en cada nudo de encaje negro y encarnado. Es el mundo de Lilith.

         -Nos ha costado mucho llegar hasta la región del aire... Algunos siguen acechando el firmamento que miramos, esos mil deleites de tus senos hacia la perla hundida de tu ombligo... e inician propósitos obscenos azúcar de fresa y miel de higo... -le dijo con suspicacia, recordando los últimos versos del poema que Rubén Darío había escrito a la bailarina de los pies desnudos.

         -Eso debe darte igual, Angelita. Olvídate de los demás. Nosotras vivimos en la poesía, dentro de un círculo sagrado. Nos bebemos los misterios en copas de vidrio dorado. Hemos aprendido a sobrevivir en espacios fugaces como cometas, ráfagas donde se detiene el instante, ese flash en la oscuridad, rayo procaz donde la sangre se pasea… Aquí donde los árboles mecen su aliento y contienen su paisaje de sombras chinescas...

         -Y yo que estaba tan celosa de aquel príncipe de la India que se lanzó a las aguas del Támesis por ti... Nunca pensé que tus tentáculos llegaran a mí. Tenías una lista interminable de hombres rendidos a tus pies. Hasta el rey Alfonso XIII te rondaba... Parecías una vampiresa insaciable, destructiva, fascinante.

         -Esa máscara de femme fatale formaba parte de mi personaje y absorbió mi alma. ¡Y casi me destruye su veneno letal! Hasta que te conocí y, al instante, me reconocí en ti. Siempre te lo he dicho. Déjame que me muestre: soy yo. Déjame que, desde las sombras, te salude: soy yo. Déjame que te abrace la piel del alma: soy yo. Déjame que te invite a mirarte conmigo, en mi espejo de plata: soy yo.

        -Esa transparencia tuya me cautivó. No tuvimos que hablar mucho para saber lo que sentíamos. Nuestra intimidad es puro zen.


          -Sí. A mí se me conquista por la palabra y el gesto. Incluso, hay atajos que llegan hasta mí por el silencio. Y ahí estás tú. Conmigo.

        En el aire de la tarde otoñal flotaba un pronóstico de lluvia, la luz era perfecta. La cantactriz quería pintar a su joven amiga y amante, Ángeles Magret-Vilá, que había adoptado como hija para guardar las apariencias. Siempre le había pedido que la retratara como lo hizo Zuloaga en aquel cuadro que presidía su salón. En La Maja quedaría inmortalizada la figura y la pose de La Bella Valencia.

         -Recuéstate con un libro en las manos -le dijo, mientras sus ojos verdes de andaluza sonreían con picardía- y quítate todo eso... Detesto los sostenes que aprisionan tus encantos. Si te pinto, ha de ser desnuda, libre.
        
         Le hablaba por señas, a media voz, con una lengua de signos, a esa mujer que tanto quería. Solo ellas dos conocían el significado del fuego silente que ardía en su mirada. Habían aprendido a fingir en todos los idiomas. No eran tiempos para provocar escándalos innecesarios. Su fina inteligencia les hacía sopesar el riesgo de abrir las puertas del armario y profanar su amor de ébano. Así vivieron juntas su destino hasta el final, apartándose astutamente del mundanal ruido. Se instalaron en una casa-torre del barrio de Sarriá en Barcelona, donde Tórtola se entregó a su afición, la pintura. La casa era como un museo de evocaciones. Por todas partes brillaban recuerdos de sus viajes y lujosos regalos que Tórtola había recibido cuando triunfaba en las tournées. Y aquel archivo, que albergaba una increíble colección de antigüedades -obras de arte, miniaturas Art déco, telas, tapices, joyas preciosas, papiros, diseños de moda, sellos, estampas y vitolas-, les sirvió para disfrutar de una singular soltería. Así, cuando llegaban las facturas, no tenían más que vender alguna reliquia.

         Carmen se quedó mirándola fijamente a través de su iris izquierdo. Entró en ella sin nombrarla. El azul le saludó en los labios del alma con un beso. Después mezcló el verde con un rojo sevillano... Relucía tanto en ella que hasta los lunares -percepción de sus diabluras- brincaron sus queremas de emoción hacia lo alto. Las dos eran muy bellas. Formaban un arco de flores péndulo, una comunión de manos blancas, una fresca fragancia de Les fleurs du mal, pura entrega en cuerpo y alma. Noche tras noche, Ángeles deshacía el cabello recogido de su amada, sus cosquillas le hacían gracia y el miedo se alejaba a grandes pasos sacudiendo los iconos oscuros del ayer. Cada caricia peinaba sus rencores como doce muertes de clavel colocadas en el moño de Carmen con orgullo, aplacaba la mímica del dolor, esa sordera del hielo que tantos años las había perseguido. El aroma de Myrurgia impregnaba la estancia, sonaba una música de guitarras mientras Ángeles posaba desnuda sin rubor en su vuelo de risas, tumbada en la chaise-longue, leyendo y descifrando los arabescos de Kahlil.



         Entraron los meses del frío. Con los años, Ángeles se había recuperado de su grave enfermedad desde que la bailarina hiciera la promesa de retirarse de los escenarios si la joven sanaba. Paradojas del destino: la más débil se adaptó al clima húmedo de Barcelona, pero ese invierno Tórtola enfermó de pulmonía. Día y noche, Ángeles la cuidó con fervor hasta el día en que murió en sus brazos a causa de una insuficiencia cardíaca, un fatídico 13 de febrero de 1955.

         Aquella mañana, la tristeza cubrió el cielo y un coro de gaviotas cantó su retirada. La tormenta, finalmente, rompió aguas sobre la Ciudad Condal. Esta vez no pasaría de largo buscando otros nidos. Llovía el silencio más herido. Un golpe brutal. En el 232 de la calle Major de Sarriá, las contraventanas se cerraron a cal y canto con el murmullo de las tórtolas. Se apagaron las risas de los niños en la plaza. Al cementerio de Poble Nou solo acudieron sus familiares y amigos más cercanos. Poco más se supo de Ángeles. Algunas gentes del lugar vieron salir de la casa a una mujer cubierta con un manto púrpura y la mirada perdida. Olvidar, caminar y no mirar atrás fue para su heredera la única forma de seguir arrastrando los pies... Pasar página y desaparecer. ¿Pero cómo respirar sin ella y arreglarse para el festín del día a día? ¿Cómo recobrar la ilusión de la tarde, cuando leían Las mil y una noches entre sábanas, enroscadas hasta el amanecer? ¿Cómo hacer que el duende llegara otra vez al tálamo de orgasmos de su vida? Nada más difícil.



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miércoles, 7 de noviembre de 2018




POEMAS PARA UNA MUJER

La marca de Judith


Vibra un látigo de arena, un eco.
Es la mujer arrebatada.

Quema y estira mi piel, me ataca,
pero en sus ojos felinos brilla
el guarapo de una palmera.
Avanza y se tiende sobre el alacrán,
me gira al abrazo sin reservas
y leo su nombre: Judith.
Esquirla y peineta de sol,
deshoja cabellos
de jaima en jaima.
Viene a ocuparme sin permiso.

Es ella la que arde entre las llamas,
un remolino que sube y baja,
va y viene, viene y va, golpea,
muerde la lámpara...
Voltea mi vientre de aceite,
precipita la oscuridad sumisa,
convierte en disidencia
la pasión de una noche,
fricciona los segundos con la espera.
Sí... y también viene a por ti...

Vuelve a gritarte lo mismo.
A ti, mujer libre de llanto y espinas.




Teresa Iturriaga Osa



jueves, 1 de noviembre de 2018



Utopía


Buenos días, dijo la utopía...
y, entonces, amaneció.
Desayunó con la madrugada
y la sazonó con sus defectos,
uno a uno,
hasta convertirla en un torrente de silencios,
una selva de araucarias,
una mejilla que se disfrazó de beso.


Teresa Iturriaga Osa




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martes, 30 de octubre de 2018

INVITACIÓN



El próximo Jueves 8 de noviembre

tendremos en Madrid 

a la artista multidisciplinar Nela Ochoa,

 quien presenta la muestra:


“Jardín genético” en los espacios de Verde Decoración, 

Calle Núñez de Balboa 8.


La inauguración tendrá lugar a las 18h 

y será seguida de la charla:  

“De Mendel a Kellog’s: Una historia genética”, 

parte de su investigación.




Foto: Cortesía Nela Ochoa